Pepe Areñas Luis Areñas
IN MEMORIAM
Escribo estas líneas conmocionado todavía por la noticia que mis amigos Enrique A. Montenegro y Jesús Ansedes me transmitieron el pasado domingo, con una pequeña diferencia de minutos, del reciente fallecimiento de Luis. Como un mazazo, con una inmensa desolación recibo la noticia en Murcia, ya que no mucho tiempo ha había hablado con Luis, después de largos años de no poder coincidir con él en Lugo, para darme ánimos por el fallecimiento, también, de mi esposa. Le debía desde hace tiempo un adiós a Pepe y ahora, tristemente, desgraciadamente, tengo que añadir otro a Luis.
Hizo la vida que nuestros caminos, el mismo en nuestra juventud, fueran distintos al ingresar vosotros en la Academia General Militar y encaminar yo mi profesión hacia otros quehaceres civiles. Pero lo vivido juntos en nuestro querido Lugo y en el colegio del Alto, es difícil de borrar; los recuerdos difíciles de cambiar por cualquier otro recuerdo; por cualquier otro placer; por cualquier otra satisfacción. Éramos muchos más los que en aquellos años formábamos una piña a lo largo de todo el año. Juntos en el colegio, Carabanchel Bajo o Alto, y juntos en vacaciones en Lugo estaban también Enrique, Jesús, vuestro hermano Emilio, abiertos todos a un buen puñado de otros pínfanos y otros buenos amigos, que sin ser pínfanos, eran, como nosotros, amigos hasta las cachas: José Antonio y Fernando de la Fuente, Quico y Pichi Armero, José Carlos y Braulio Pardo y tantos más ..... Éramos muchos, pero eramos como uno. Éramos uno.
Tal es la fuerza de esos recuerdos, tal la unión que formamos día a día hace cincuenta años, en lo bueno y en lo menos bueno, que el tiempo no ha podido con ellos. Pasen los años que pasen permanecen en nosotros, nítidos, hasta nuestro último soplo de vida. De tí, Pepe, recordaré siempre tu buen carácter, placentero para tus amigos, sosegado, parco en palabras y prudente, sabio, y recto, muy recto, con un alto sentido de la justicia y el honor, que anteponías a todo, por sacrificios que te causaran. Tenías en tí la forja castrense; la milicia en estado puro; la vocación.
Luis, la amalgama de todos nosotros, al que nunca o casi nunca vencía la tristeza, la desesperanza, la adversidad, a la que sabía sobreponerse sacando arrestos de dentro. Extrovertido, alegre, cariñoso, noviero, y muchas cosas buenas más. Pero no sólo esto, también tenía su lado serio y un sentido de la amistad a prueba de fuego. Confidente y confidencial, de las cosas importantes y las menos importantes, un amigo a quien llorar y que siempre, por difícil que fuese la cosa, sabía sacar de nosotros una sonrisa y "la espuela" o "penúltima". Para la espuela solíamos quedar en petit comité los pínfanos, los más allegados, después de una tarde-noche en que, a lo mejor, habíamos estado de tazas de "veinte en fondo". Era el rato para el relajo, para los amigos, amigos. Ni un ápice de todos tus valores personales ciegan los castrenses, ya que siempre la milicia fue para ti, al igual que para muchos, algo más que una forma de vida, la hondura y la razón de tu ser.
Y.cómo no, recordar en estos momentos a vuestro hermano Suso, fallecido también no hace mucho tiempo, con quien, por razones de edad, no tuve la oportunidad de tener una amistad más estrecha y de compartir afanes, pero por quien he sentido siempre un cálido y cariñoso afecto. También fue un hombre bueno, servicial, amigo de sus amigos.
Así transcurrieron un puñado de años inolvidables. Así fueron transcurriendo nuestras vidas. Algunos, os habéis adelantado en cruzar la mistérica frontera de la muerte que todos hemos de traspasar. Por ello, nuestro recuerdo más cariñoso es en estos momentos , para ti, Charo, para sus hijos Luis, Purificación y Mª Gracia, para vuestros hermanos, la familia Areñas-Azcárraga, Lola, Rafael, Victoriano y Emilio, para el resto de esa extensa y gran familia. Deseo, os deseamos hacer llegar -me permito hablar en nombre de todos aquellos que os han querido- nuestro más sincero pésame, pero, al mismo tiempo, la esperanza de otra vida y su memoria, la que hace que sigáis viviendo en nosotros a través de vuestro recuerdo. Por vosotros, entre las lágrimas que descienden al teclado, elevo y elevamos una oración, y como reza en nuestro decir:
"Vuestra memoria es nuestra guía"
DESCANSAD EN PAZ
José Enrique Villarino Valdivielso
PD
En "comentarios" podéis dejar vuestro pésame y mensajes a su familia y amigos
Siento mucho no poder estar con vosotros en estos momentos. Recibid mi cariño y el de toda mi familia.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo de
José Enrique