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| "Retratos y Gestos nº 22" |
Nueva tanda de diez retratos de Ramón, con los cuales nos obsequia este mes. Diez retratos en los que el artista ha congelado un hálito de vida de sus personajes. Esa es la capacidad del retratista: parar la vida, atraparla y brindársela al observador, tal cual es, tal cual la vive, tal cual la ve.
Bajo la rúbrica de "Retratos y Gestos" nos ofrece diez retratos, realizados en acuarela, técnica que domina y que le permite adentrarse en la psicología de sus personajes, en los surcos de sus arrugas, en la dureza de sus caras, en sus pensamientos.
En efecto, los retratos de Ramón Faro son arquetípicos. Queremos decir con ello que cada uno de ellos tiene una característica que singulariza un valor, un adjetivo. Siguiendo el orden descendente de su blog, y con permiso del autor para rebautizar su obra, diríamos que el primero de ellos sería "el pensador"; el segundo, "la complacencia"; el tercero, "la bondad", el cuarto, "la arrogancia"; el quinto, "la simpatía"; el sexto, "la nostalgia"; el séptimo, "el conversador"; el octavo, "la quietud"; el noveno, "la complicidad"; y, el décimo, "la inocencia".
Bueno, temerario y arriesgado ejercicio por nuestra parte el que hemos hecho, calificando lo incalificable, pero como ejercicio de observación, invitamos a los lectores a que hagan algo parecido, dedicando unos segundos a cada uno de ellos y escudriñando luego el poso que cada uno le ha ido dejando, intentando resumirlo en una palabra, en una corta frase. Es la forma de que la pintura nos cale el alma y el pulso del autor y el observador empiecen a vibrar en el unísono. En ese único sonar de las estrellas y todo lo que es en el universo de las cosas y el universo del arte. Buena experiencia a todos.
J.E.V.
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