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FRASE CELEBRE

El aburrimiento no puede existir donde quiera que haya una reunión de buenos amigos.- "René de Chateaubriand"

jueves, 18 de octubre de 2012

Intervención del Coronel Representante del Patronato de Huérfanos del Ejército de Tierra, Ilmo Sr D. Antonio Bedía Giménez



ILUSTRÍSIMA SRA. ALCALDESA DEL REAL SITIO Y VILLA DE ARANJUEZ.
EXCELENTÍSIMAS E ILUSTRÍSIMAS AUTORIDADES.
SEÑORAS Y SEÑORES:

            Es para mí, como representante del PAHUET,  un honor estar hoy con ustedes en este acto, en el que se celebra el 125 aniversario de la inauguración del Colegio Mª. Cristina en Aranjuez. Este colegio que junto a otros, ha supuesto  una importante ayuda para las huérfanas y huérfanos de los militares de la época.
            Hasta llegar a lo que hoy día es el Patronato de Huérfanos del Ejército de Tierra, se ha recorrido un largo camino, en la historia de nuestro país, permítanme que haga un breve resumen:
           
 
Se puede decir que huérfanos de militares han existido siempre, pero el interés por ellos empieza a manifestarse durante los siglos XVI y XVII, cuando España se ve involucrada en continuos conflictos bélicos, provocados tanto por la política interior, como por el juego de la diplomacia exterior. Esta contínua y complicada situación bélica causa numerosas bajas en su Ejército y consecuentemente, produce cambios en la Unidad familiar:
“Con la muerte del militar en el campo de batalla, queda un hogar destrozado, una viuda que apenas cuenta con medios para subsistir y en muchos casos, tres, cuatro, o más hijos que alimentar e instruir”.
            Con los hijos varones suele haber menos problemas, pues al cumplir la edad necesaria, ingresarán en las filas del ejército y seguirán la tradición paterna.
“Así lo refleja el famoso escritor Arturo Pérez Reverte, cuando narra las aventuras del Capitán ALATRISTE, luchando como soldado en los tercios españoles en la Guerra de Flandes, allá por el siglo XVII bajo el reinado de Felipe IV. En una de sus batallas, Diego ALATRISTE ve como su mejor amigo LOPE DE BALBOA, compañero de armas de muchos años, muere de un tiro en el asalto a una Posición, entonces Diego le jura ocuparse de su hijo Íñigo. El joven Iñigo de Balboa, contaba con 13 años de edad, cuando fue enviado por su madre para entrar a servir, entre criado y paje, al amigo de su padre, quedándole todavía a su madre dos hijas que mantener y educar”.
            Esto era frecuente en la época, pero el problema se planteaba con las niñas, no sólo hay que alimentarlas sino igualmente darlas una formación mediante la educación y el aprendizaje. “Se teme que la situación de desamparo y pobreza pueda llevarlas a buscarse la vida por medios poco decorosos”. Hay que evitar esta situación y buscar un medio de acogerlas.
            La dinastía de los Austrias no es ajena a este problema, vive con preocupación el futuro de las huérfanas de quienes murieron en el campo de batalla en cumplimiento del deber y la defensa de la monarquía.
            Para ello durante los siglos XVI y XVII se procedió a la creación de numerosos monasterios. Obras pías de fundación real donde ingresaban viudas, hijas de damas de la nobleza para dedicar sus vidas al recogimiento y la oración y también se acogía a las huérfanas de empleados de Palacio, miembros de los Consejos de Gobierno y oficiales del Ejército, con objeto de formarlas y protegerlas hasta que tuvieran edad de tomar estado.
            Los conflictos y las guerras se seguían sucediendo a lo largo del siglo XVIII. Con la guerra de Sucesión en España comienza la disolución de su Imperio, las luchas por la hegemonía naval y militar, continental y colonial, involucraban a la población y causaban numerosas bajas que seguían dejando, como triste recuerdo, un alto número de viudas y huérfanos, a quien era preciso ayudar.
            Cuando llega a España Felipe V, primer rey de la Casa de los Borbones, consciente de esta situación, a la par que mantiene las instituciones fundadas por sus antecesores, propicia la creación de nuevos centros de acogida para huérfanas en distintas ciudades de la Península, (Zaragoza y Valencia).
            Pero no fue hasta el año 1728 cuando se crea la primera asociación, surgida en el seno del Ejército, para proteger el desamparo de las familias de militares, siendo establecida por el Marqués de Verboom, General del arma de Ingenieros.  A ella podían acogerse todos los componentes del Cuerpo de Ingenieros mediante el pago de una suscripción.
Años más tarde, a propuesta del Marqués de la Mina y aprobado por Carlos III, se crea el Montepío Militar, cuyo cometido era socorrer mediante una pensión, a viudas y huérfanos de oficiales militares, de todas las armas y cuerpos.
Pero el origen del actual Patronato se remonta al último tercio del siglo XIX, cuando debido a las Guerras Carlistas y a las de Cuba y Filipinas, se vuelve a producir un elevado número de huérfanos de guerra que dan lugar al nacimiento de los Colegios de Huérfanos.
            Así, en el año 1872, gracias al tesón del General Fernández de Córdoba, habiendo cesado ya en su cargo de Director del Arma de Infantería, logra hacer realidad su proyecto consistente en “asegurar la suerte de los hijos de nuestros compañeros de armas, que mueren sin dejar otro patrimonio que su espada y su hoja de servicios, y lograr la fundación de un establecimiento que los pusiera  al abrigo de la miseria y de la deshonra, procurando que ingresaran en el Ejército”.
            Las hijas huérfanas de los militares serían asimismo recogidas en un establecimiento específico donde recibirían una educación decorosa, proveyendo luego a su colocación y dotándolas modestamente. Así nacía en Toledo, el primer Asilo de Huérfanos de Infantería, posteriormente denominado Colegio. Se inaugura con solo seis plazas, pero pocos días después eran sesenta, a los tres meses seiscientos niños y cien niñas y muy pronto llegaron a los dos mil entre aspirantes e internos.
            Cinco años más tarde, en 1887, se abre el Colegio de María Cristina en Aranjuez, del arma de Infantería.
            Y con el paso del tiempo, se van creando otros colegios:
·       El colegio Santiago en Valladolid, para Huérfanos del Arma de Caballería.(1892)(1909)(1915 Carabanchel Bajo))
·       El Colegio de Santa Bárbara en Vitoria (1906), para huérfanos del Arma de Artillería al que luego se le unió el de San Fernando (1909) para huérfanos del arma de Ingenieros.(1910 en Carabanchel Alto)
·       El Colegio de Santa Teresa, integrándose luego en el Colegio de la Inmaculada Concepción para huérfanos de los Cuerpos de Sanidad Militar, Estado mayor, Jurídico y Veterinaria. (1924)
            Estos Colegios estaban regidos por Asociaciones Benéficas de carácter particular, que contaban con la protección del Ministro de la Guerra, constituidas por una serie de socios que aportaban una cuota para el sostenimiento de los respectivos colegios. El fin de la asociación no se limitaba al mantenimiento y educación de los huérfanos sino a darles una carrera, profesión u oficio.
            Más tarde, con motivo de nuestra Guerra Civil, los colegios de huérfanos también se vieron profundamente afectados, por lo que se procedió a la creación de un Patronato de huérfanos por cada Arma o Cuerpo, integrando en ellos las antiguas Asociaciones y dotándolas de su propia junta Directiva. A partir de este momento los colegios pasaron a depender, por primera vez, del Ministerio del Ejército y no del arma o cuerpo correspondiente.
            El funcionamiento de estos Patronatos era estatutariamente distinto, y su protección no se ejercía uniformemente por igual. Se imponía la necesidad de establecer un mismo criterio, por lo que siendo Ministro del Ejército D. Carlos Asensio Cabanillas, (1943), se dispuso la creación de tres únicos Patronatos de huérfanos: Oficiales, Suboficiales y sus asimilados y Tropa, que sucedían a los antiguos de las Armas y cuerpos. La diferenciación nominativa tenía sólo carácter administrativo, todos tenían las mismas oportunidades. Por aquel entonces los Patronatos ya disponían de una serie de Colegios y Residencias, tanto propios como concertados y contratados, situados en distintos puntos de la geografía nacional, también asignaban pensiones cuando se estudiaba fuera de estos colegios.
            En 1981, por Real Decreto, se refunden en uno solo los tres Patronatos con el nombre de Patronato de Huérfanos del Ejército de Tierra, nombre con el que actualmente se conoce.
            Con el transcurso del tiempo, afortunadamente, fueron disminuyendo los conflictos bélicos y va reduciendo el número de huérfanos protegidos, de tal forma que de los 21.000 huérfanos protegidos que había en el año 1946, se reducen a 1550 los huérfanos protegidos que tenemos hoy en día. Esto ha implicando igualmente la disminución paulatina en el número de colegios y residencias, contando en la actualidad el Patronato solamente con tres Colegios de huérfanos, La Inmaculada y San Fernando en Madrid y el de Santiago en Valladolid, actualmente cedidos a la DIAPER para su administración y gestión, como RME.
            Esta notable reducción de huérfanos permite ir mejorando, considerablemente, las condiciones de vida de los que se encuentran actualmente protegidos, dotándoles de mejores ayudas y prestaciones que les permitan prepararse para la carrera militar o bien realizar los estudios que cada uno elija, en la universidad que quiera o pueda, sin que sea una carga para su familia y sin necesidad de residir en uno de los citados colegios del Patronato.
Deseando mantener viva la tradicional vinculación de la Monarquía española con las Instituciones de protección a los huérfanos del E.T., el 15 de abril de 1994 S.M. la Reina Doña Sofía acepta ser madrina de dicho patronato.
            Hoy, el PAHUET, es una Asociación Benéfica Particular, adscrita al Ministerio de Defensa y cuya finalidad es acoger bajo su protección a los huérfanos de militares del Ejército de Tierra y de los cuerpos comunes adscritos al Patronato, en orden a contribuir a su formación y sostenimiento en la forma y aptitud que se determina en el correspondiente reglamento.
            Se encuentra organizado, en una Jefatura ubicada en Madrid y 19 Representaciones ubicadas en 19 Provincias repartidas en todo el territorio nacional, con la finalidad de facilitar el acercamiento a todos los rincones de España en los que puedan residir aquellas viudas y huérfanos que necesiten de nuestra ayuda.
            Es gobernado por una Junta de Gobierno, e inspeccionado por un Consejo  Rector. (Ambos son órganos colegiados)
            Para el cumplimiento de la misión y desarrollo de su labor benéfica, el Patronato cuenta con las cuotas mensuales ordinarias aportadas por todos sus socios, con su patrimonio, rentas e intereses y con los donativos, herencias y legados que recibe.
            En términos generales, la protección abarca a todos los huérfanos de militares menores de 25 años al producirse la orfandad, teniendo en cuenta que si trabajan no deberán percibir más de cierta cantidad como ingresos máximos; también podrán estar protegidos desde los 25 hasta los 27 años si se encuentran realizando estudios universitarios; y a los mayores  de 27 años si son discapacitados con un grado de minusvalía mayor o igual al 65%.
            De los 1550 huérfanos que actualmente se encuentran protegidos, su situación es la siguiente: el 23% está realizando estudios universitarios, el 28% realiza estudios no universitarios, el 12% ya ha terminado sus estudios pero aún no trabaja y es menor de 25 años y el 37% restante es discapacitado mayor de 27 años con una minusvalía >= 65%.
            Todos reciben diferentes ayudas y prestaciones económicas, en función de la situación familiar y según los estudios que realiza, siendo estas ayudas iguales para todos cuerpos y empleos. Durante el anterior ejercicio económico, correspondiente al año 2011, se adjudicó entre ayudas, prestaciones y premios, una media anual de 4.900 € por cada huérfano.
            El actual PAHUET,( y con esto acabo), heredero hoy de la tradición e historia de los anteriores Patronatos, conocedor de la noble tarea que tiene asignada de amparar y proteger a los huérfanos de nuestros compañeros de armas, siendo éste siempre su principal objeto de atención, se esfuerza en trabajar con la eficacia y el rigor que exige la gestión de los recursos que se ponen en sus manos, para dar el mejor servicio a Viudas, Huérfanos y Socios.
            Quiero agradecer a todas aquellas personas y asociaciones que desinteresadamente colaboran con el Patronato en el cumplimiento de su misión y en especial a la Asociación de Huérfanos del Ejército, representada hoy aquí por su presidente D. Lucas de Mingo Misena, que mediante actos como el de hoy ayuda a mantener vivo el recuerdo de los colegios de huérfanos y a divulgar su historia.

Muchas Gracias por su atención.

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