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jueves, 18 de octubre de 2012

PRESENTACIÓN DEL LIBRO “HISTORIA DEL COLEGIO MARÍA CRISTINA DE ARANJUEZ: EL INTERNADO QUE VIVIMOS” EN EL CXXV ANIVERSARIO DE SU FUNDACIÓN


Por
Marta González Bueno
Co-Autora
Antigua Alumna del “Real Colegio María Cristina”

Buenos días a todos. En primer lugar queremos reiterar las gracias a todas las personas que nos acompañan en estos actos tan entrañables para nosotras. Y especialmente a los responsables del área de cultura del Ayuntamiento, que desde los primeros contactos se mostraron favorables a esta celebración.


Nuestro generoso y amable presentador ha hecho un recorrido exhaustivo sobre el libro en el que, como él ha dicho, y se lo agradecemos, hemos trabajado con mucho cariño y dedicación durante muchos meses. Esperamos que los sentimientos que produzcan en todos los que se acerquen a conocer el contenido sean de comprensión y también de cariño, especialmente en las antiguas alumnas que vivieron en este entorno.  Y en las personas ajenas a la institución, que contribuya al conocimiento de nuestro pasado más inmediato.

Habituados como estamos a que Historia se considere fundamentalmente la narración de los grandes acontecimientos y las actitudes de los personajes políticos que modifican notablemente el devenir de las sociedades, puede parecer pretencioso el título del libro, pero nosotras sólo hemos querido dejar constancia de nuestra pequeña historia, que es la historia de una forma de vida, de unos valores y de unos sistemas pedagógicos que imperaron en la sociedad en la época en que éramos niñas y adolescentes. A fin de cuentas, de las pequeñas monografías sobre la vida cotidiana de espacios y tiempos concretos sean pueblos, barrios, comunidades e instituciones se nutre la gran historia.

El periodo central que abarca este libro, corresponde a unos años de blanco y negro como nos ha dicho Lucas, en los que penurias y privaciones alcanzaron a una buena parte de la población española. Fueron muchas las familias que, como las nuestras, se  vieron obligadas a desmembrarse lentamente, comenzando por un hijo, o por el padre que se decidía a emigrar lejos de las tierras de pan llevar, donde apenas se producía  para cubrir las necesidades de todos los habitantes.

En nuestro caso, otras circunstancias motivaron el temporal distanciamiento de los miembros de la familia. Los hijos y las hijas que habían sido marcadas por el dolor de la pérdida definitiva del padre tuvieron que dispersarse por diferentes lugares de España en  los que el Patronato, generosamente, había establecido las instituciones que daban cobijo y formación a los niños y jóvenes que de otra forma se hubieran visto abocados a trabajar desde edades muy tempranas.

Y Aranjuez fue el destino de nuestra emigración particular. El solar en el que nos encontramos fue nuestro lugar de residencia durante varios años, hasta diez e incluso más, para algunas de nosotras. En torno a estas fechas se producía cada año nuestra incorporación al centro.

Por eso, Aranjuez nos producía sentimientos encontrados que reflejábamos en nuestros escritos: (cartas a la familia, los diarios íntimos, los artículos en nuestra revista) y que hemos recogido en el libro. Estábamos cansadas del tren de madera que nos traía hasta aquí y no queríamos saber nada de Aranjuez, pero al mismo tiempo lo amábamos. Presumíamos al exterior de estar en un lugar precioso (que sólo veíamos las tardes señaladas y que recorríamos de tres en tres como tan bien ha reflejado Socorro en la portada). Admirábamos sus jardines, donde pasábamos tan buenos ratos.¡Cuántas postales de Aranjuez hay todavía en nuestras casas, enviadas a los familiares y que luego recuperábamos para nuestros estupendos álbumes de arte!. ¡Cuántas fotos en sus lugares más emblemáticos!. El Tajo, los jardines de la Isla y del Príncipe, la casita del labrador y los múltiples establecimientos a los que hacemos referencia en el libro, forman parte de nuestras vidas. Y es que, como dijeron los poetas, nuestra patria es la infancia. Y de la historia de esta patria forma parte, inevitablemente,  la existencia de aquel Colegio de María Cristina para hijos e hijas de militares. Personas ajenas a la institución lo han señalado también, como  José Luis Lindo Martínez, Cronista Oficial del Real Sitio y Villa de Aranjuez, o  Cecilio Fernández  Bustos cuando al hablar  de las calles de Aranjuez se refiere a la calle del Capitán: “Nuestros ojos lo han conocido como Colegio de María Cristina («Las Cristinas», internado para huérfanas del Ejército)”El Colegio tuvo su sede en este lugar durante un tiempo limitado, menos de un siglo; poco tiempo para la historia, aunque para quienes lo habitamos supuso una eternidad.

El encuentro que estamos celebrando aquí, (después de que hace más de cuatro décadas el Colegio dejara de encontrarse en este lugar), nos llena de nostalgia, es volver un poco a nuestra patria, donde sufrimos y gozamos, como reflejamos en el libro, pero de la que, no lo duden, somos entusiastas embajadoras.

Confiamos en que la lectura del libro, con las evocaciones de esa vida que vivimos,  regida por mil normas y salpicada de otras tantas anécdotas, sea del agrado de todos ustedes.
Gracias.

1 comentario:

  1. Lo quiero comprar. Mi madre estuvo interna allí y acaba de cumplir 94.

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